domingo, 21 de octubre de 2012

LLueve pero ya no en mi corazón

El día parecía estar triste, el cielo estaba cubierto por nubes que lo encapotaban  y las primeras gotas de lluvia repiqueteaban ya contra al asfalto. El viento mecía los arboles y estos dejaban caer sus hojas, decorando así las calles de la gran ciudad.

La calle cada vez estaba más vacía, ya solo quedaban algunos despistados que no les importaría que la atolondrada lluvia precipite sobre ellos, otros abrían sus paraguas y se acercaban más entre ellos para no mojarse o corrían a resguardarse tras algún escaparate o pequeño  tejado que les cubriese.

Yo continúe caminando, abrí mi paraguas rojo y disminuí la marcha, pues me encanta oler la lluvia, el perfume de los arboles al mojarse. Entonces me di cuenta de que  a pesar de que el día pareciese estar triste, yo no tenía un motivo real para estarlo.

Si… puede que todas mis historias amorosas no hayan salido demasiado bien,¿ pero no he hecho yo todo  lo posible para que salieran bien?, Sí , lo he hecho todo lo posible y mucho más.

Entonces porque lamentarse por algo que no puedes cambiar. Ya llegará otro día, otro mañana  mejor que el día anterior. Tengo demasiados motivos para sonreír,  nada ni nadie me privara de sonreír.
Me río , me rio a carcajadas, me da igual lo que piense la gente… tiro mi paraguas al suelo y dejo que la lluvia empiece a caer más y más … Me calo hasta los huesos y me da igual … ya me secare y calentare al llegar a casa.

A veces hay que hacer locuras, a veces no te tiene que importar lo que diga la gente únicamente tu felicidad y que mejor forma de felicidad que una gran sonrisa iluminando tu rostro, dejar que los problemas desaparezcan aunque solo sea por un segundo, envolverte de paz y tranquilidad y pensar que tarde o temprano dejara de llover y el sol acabara iluminando nuestras vidas.

Abril

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