Hace días que le notas distante, no está tan
cariñoso y apenas te habla por Whatsapp. No quieres ser una molestia para él
así que decides no hablarle. Pasan las horas y nada, ni un simple hola. Última
conexión: hace 2 minutos. Perfecto. Pareces tonta, volviéndote loca por él y él
no es capaz ni de preguntarte cómo estas. Se acabó, que le den. Quedas con tu
mejor amiga, necesitas despejarte. Tía, estoy harta, voy a pasar de él, es
gilipollas, no puedo más, te juro que se acabó. Suena tu móvil, tienes un
mensaje de Whatsapp, es él. “Hola amor, lo siento por lo de estos días, estoy
cabreado con la familia, agobiado por la uni y el trabajo y lo he pagado
contigo, soy un desastre. Pero te quiero, y mucho! Lo siento…perdóname por
favor…” En ese preciso momento te entran ganas de mandarle lo más lejos posible…
(por no decir a la mierda). Es la misma historia de siempre, pero sonríes. Te das cuenta de que por mucho que lo
intentes, por mucho que te convenzas de lo contrario, le quieres y no puedes
vivir sin él.
.~África~.
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