Aunque duela muchas veces tienes que
anteponer lo que te mereces a lo que sientes. Por mucho que quieras y aprecies
a esa persona si te hace llorar, si te ilusiona y luego te decepciona, si te hace
llorar, no, no la mereces. Al principio dolerá, y mucho, pero seguramente valga
la pena pasar este sufrimiento ahora que seguir mal por alguien a quién realmente
le importas una mierda. Si, a veces tienes que ser egoísta para evitar que te
hagan más daño.
Decepción
tras decepción te vas dando cuenta que hay mucha gente egoísta e interesada en
esta vida, pero gracias a ellos también aprendes a saber que es lo que quieres.
Y cuando ves que algo se aleja de ello no tienes más remedio que alejarte.
Porque no vale la pena tener gente cerca a gente así, al menos, a mí no.
Yo soy
de esa clase de personas que lo da todo, cuando alguien me importa de verdad
soy capaz de hacer cualquier cosa por ella. En muchas ocasiones incluso pienso
antes en los demás que en mi misma. Quizás ese sea mi gran error: no ser cómo
los demás. Pero, ¿sabéis qué? No pienso cambiar eso, porque yo lucho por lo que
quiero, aunque luego me lleve un chasco, pero por lo menos lo intentado. Porqué
en esta vida hay que jugársela aunque no las tengas todas contigo.
De los
errores se aprende, y yo he aprendido a apreciar a la gente que realmente vale
la pena. A partir de hoy, sólo daré lo mejor de mí a aquellos que me demuestren,
con hechos y no palabras, que les importo y se preocupan por mí. Se acabó
pasarlo mal por personas que no valen la pena, ya no. “Es el momento de tener presente que la vida son dos días y no puedes
hacer nada más que ser feliz” (És el moment, Amélie).
.~África~.
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