Cuantas veces he oído esta expresión en boca
de tantos y tantos hombres. Cada vez estoy más convencida de que nosotras
podemos llegar a ser complicadas pero en valentía, juicio y sentimientos los
ganamos con creces.
No me gusta generalizar y puede que haya
excepciones, hombres realmente románticos que te abran su corazón sin abrir
también su bragueta (yo no me he encontrado con ninguno de esos).
No entenderé nunca porqué algunos huyen de
nosotras en cuanto saben que nos han
enamorado. Se pasan meses, semanas, días babeando por nosotras ahora a la mínima
que nosotras suspiramos, parece que ellos
desarrollen alas para misteriosamente salir huyendo.
Me parece tan y tan triste que alguien no sepa
afrontar sus sentimientos o que juegue con los de otra persona… es algo que
jamás podré entender.
Me parece que hoy en día las personas
valientes que admiten sus sentimientos están en peligro de extinción. Sinceramente
es terriblemente triste que cada día nuestro mundo sea un poco más mediocre
donde la falta de compromiso y la
facilidad que tantos y tantas ofrecen, se multiplique por doquier.
Yo nunca vi
en una relación una forma de complicarse la vida, creo que si esa es la
visión que tiene mucha gente con pareja, deberían plantearse seriamente que
hacer con su vida.
La verdad es que hoy escribo esto, porqué
siento que a veces me precipito a la hora de confesar mis sentimientos y siento
que eso solo acaba siendo un lastre que frena a aquellos con los que hasta
ahora me he cruzado. Por desgracia creo que no soy la única a la que le sucede.
A veces sentimos la necesidad de gritar
nuestros sentimientos a los cuatro vientos, sin darnos cuenta de que la persona
que tenemos a nuestro lado le falta valentía y le sobran las ganas de salir
corriendo. Sé que es triste, pero
lamentablemente sucede así.
No me gustaría cambiar mi forma de ser pero
veo que a veces no queda otra.
Así que supongo que hay que luchar, luchar por
no agobiarles diciendo: te quiero, cuando nosotras nos morimos de ganas por
decirlo y que nos lo digan. Luchar por no confesarle al mundo que te mueres por
estar con él, luchar contra no sucumbir a sus encantos acabar en su cama y entonces crean que eres
su magnífico objeto. Luchar contra las ganas de hablar con él todas horas y que así el señorito no se
agobie. Luchar por saber siempre que palabras usar en cada instante y que estas
no resulten demasiado escasas o simplemente demasiado.
En fin… encima tenemos que aguantar que nos
llamen complicadas
Abril
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